Abril: El mes clave donde se define el futuro de la campaña
- maellesoreau2006
- hace 20 horas
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La floración del olivo es un momento clave que determina la producción futura. En 2025, las condiciones meteorológicas —lluvias oportunas y temperaturas suaves— han favorecido un buen desarrollo floral. Sin embargo, la fertilidad de las flores y su protección contra plagas siguen siendo fundamentales. Los tratamientos fitosanitarios deben aplicarse antes de la floración para no afectar la polinización. Todos los indicios apuntan a una cosecha prometedora, aunque es necesario mantenerse atentos.
Con la llegada de abril, el olivar entra en una etapa decisiva: es el momento en que comienza a definirse la que será la futura cosecha. En este punto del año, los brotes que se han venido desarrollando empiezan a mostrar su verdadera vocación: convertirse en hojas o en flores. Esa bifurcación es la que marcará el potencial productivo de cada árbol, ya que solo a partir de las yemas que se transforman en inflorescencias podremos aspirar a fruto.
Inflorescencias: termómetro de la próxima producción
Para evaluar esta primera aproximación al rendimiento del olivar, es fundamental observar en campo el número medio de inflorescencias por brote. Este dato no solo nos ofrece una idea cuantitativa sobre el volumen potencial de floración, sino que también nos permite comparar con campañas anteriores, estableciendo tendencias y anticipando resultados.
Cada brote puede generar una inflorescencia o simplemente hojas nuevas. Cuando la yema evoluciona hacia la formación floral, se inicia un proceso que, con una polinización exitosa, puede culminar en fruto. Por tanto, una mayor proporción de inflorescencias respecto a hojas indica una mayor vocación productiva del olivar.
Fertilidad floral: calidad antes que cantidad
Sin embargo, no basta con contar flores: la clave está en su fertilidad. Una inflorescencia puede tener muchas flores, pero si estas no son fértiles, la tasa de cuajado será muy baja. Por eso, es esencial realizar un muestreo cuando los botones florales estén suficientemente desarrollados, analizando qué porcentaje de ellos presenta una fertilidad adecuada. Una flor fértil es capaz de convertirse en fruto; una estéril, no.
En general, en las zonas más cálidas y de menor altitud, algunas plantas ya comienzan a mostrar los primeros indicios de floración abierta, o están a pocos días de hacerlo. En cambio, en áreas más frías y elevadas, la floración podría demorarse aún unas dos o tres semanas.
Lluvias salvadoras: agua en el momento justo
Este 2025, las lluvias han llegado en un momento determinante. A diferencia del 2023 —en el que abril fue seco y anormalmente cálido—, las precipitaciones recientes han mejorado notablemente el estado hídrico del suelo, contribuyendo al desarrollo saludable de los brotes y las inflorescencias.
La falta de agua en esta fase crítica puede frenar el desarrollo floral, ya que la planta necesita humedad para movilizar los nutrientes que alimentan su crecimiento. Sin agua, la flor se debilita, y si además se suman temperaturas elevadas, el daño puede ser irreversible: deshidratación, malformaciones y pérdida masiva de flores.
Recordemos que la floración es un evento de corta duración, que en cada zona puede abarcar entre 7 y 10 días. Durante ese periodo, todo debe funcionar correctamente para que se logre un cuajado óptimo. Es, por tanto, una fase breve pero absolutamente decisiva.
Tratamientos fitosanitarios: anticiparse, no interferir
Abril también es el mes idóneo para ajustar los últimos tratamientos foliares antes de la floración. Una vez que el olivo entra en esta fase reproductiva, se recomienda evitar cualquier aplicación que pueda interferir con el proceso natural de floración y fecundación.
Los tratamientos preventivos deben aplicarse con antelación suficiente, permitiendo que el olivo enfrente la floración sin obstáculos químicos que puedan afectar la fertilidad o la atracción de polinizadores. Una buena sincronización en este sentido puede marcar la diferencia en la productividad final.
Plagas bajo vigilancia: el prays y su amenaza floral
En lo que respecta a plagas, abril es especialmente delicado por la aparición de la segunda generación del prays oleae, conocida como generación antófaga. Esta pequeña polilla puede afectar directamente a las flores, perforándolas y reduciendo el número de flores útiles para el cuajado.
Si la floración es abundante, esta plaga puede pasar desapercibida. Sin embargo, en aquellos olivares con pocas inflorescencias, el daño puede ser significativo. Por ello, el seguimiento y monitoreo continuo es esencial para decidir si intervenir o no, evitando tratamientos innecesarios si las condiciones son favorables.
Perspectiva positiva en 2025
Afortunadamente, todo parece indicar que este año las condiciones están acompañando. La combinación de lluvias a tiempo, temperaturas suaves y un desarrollo floral prometedor augura una campaña más esperanzadora que la anterior. Aun así, es imprescindible seguir atentos, ya que el margen de error en esta etapa es mínimo.
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